Todos hemos oído que en los jóvenes está depositado el futuro de nuestra sociedad y por supuesto de nuestra economía. Un buen
ejemplo que ilustra el último aspecto lo encontramos en la Seguridad Social, los próximos años aquellos que se vayan jubilando y comiencen a cobrar de la Seguridad Social recibirán sus pensiones gracias a las cotizaciones de los jóvenes que hayan encontrado trabajo y paguen las cotizaciones futuras.

Más allá de que sean la piedra angular del futuro de nuestra sociedad, los jóvenes son y serán usuarios de servicios financieros. Cuanto mayor y más sólidos sean sus conocimientos en educación financiera, mejor desempeño y capacitación tendrán para enfrentarse a las
cuestiones económicas y relacionadas con el dinero. Además, ahora que tanto se habla y se promociona el emprendimiento es fácilmente comprensible que nuestros jóvenes deben contar con unas habilidades y capacidades económicas y financieras para este propósito.

Por desgracia la educación financiera en nuestro país no es todo lo eficaz que debería. Este aspecto se ha tratado ya en otros números de esta publicación, varias veces nos hemos referido al informe PISA, donde se aprecia la necesidad de avanzar e incrementar los conocimientos financieros y sobre todo en darle una orientación más eficaz, con mejores resultados en cada tramo de edad.

El dominio y la comprensión de cuestiones económicas, realizar y hacerse cargo del presupuesto familiar, adquirir los conocimientos para comprender productos de ahorro, inversión y asegurador permitiría que las decisiones que adopten en un futuro les reporte
una mejora de su bienestar financiero. La mejora de ese bienestar financiero es fundamental para la consecución de los objetivos vitales.

Desde AEPF pensamos que no se puede confundir el concepto de poseer conocimientos financieros con el concepto de educación financiera. La educación financiera es algo que va más allá de poseer unos conocimientos, la educación tiene muchas caras donde se debe tener presente una serie de factores, unas habilidades y una aplicabilidad. Es por ello por lo que uno de los esfuerzos y mayor empeño que ponemos es precisamente en una educación financiera de calidad y completa para niños y jóvenes y no quedarnos en el
eslabón de la alfabetización sin más, que es lo que se viene haciendo hasta la fecha.

Entre las actividades con las que cuenta nuestra Asociación está el Programa de Educación Financiera de Calidad para niños, jóvenes, padres y docentes. Un programa basado en la única norma técnica de calidad que existe a nivel internacional (UNI 11.402:2011) sobre educación financiera, y que por eso la denominamos educación financiera de calidad.

Nuestro proyecto cuenta además con herramientas didácticas para llevar a cabo dicho proceso, que es realizado por educadores financieros certificados y habilitados para garantizar una educación financiera de calidad (que cumpla la norma técnica). Una de las
innovaciones que aporta nuestro proyecto es que los docentes pueden certificarse como educadores financieros de calidad y ser ellos mismos quienes aprovechen los conocimientos y habilidades de la certificación para incorporar la educación financiera de calidad de forma transversal con otras enseñanzas y para involucra también a los padres en el proceso, porque los niños aprenden hábitos financieros si hay una estrategia coordinada entre la familia y la escuela.